domingo, noviembre 04, 2007

¿Cuántos kilómetros quedan para llegar a la razón?

Lejanos espacios convergen. Líneas perpendiculares se dibujan y tocan cada uno de los puntos que las componen. Todos ellos son seductores, se admiran, se sorprenden ante lo desconocido. El hombre es un ser de lejanías, decía Heidegger. Pero, ¿cuándo y cómo es que convergen esas lejanías y componen al ser humano?
No me hago a la idea de ser de lejanías ni de pertenecer a un lugar compuesto por seres alejados.

jueves, octubre 25, 2007

Play and rewind

Me encanta la primaveraaaa. Más allá de la paradigmática cursilería relacionada a esta estación del año (jaja, aunque suene un poco cacofónico), eso de correr la cortina, abrir la ventana y ver que las calles se ponen cada vez más verdes (y no me refiero a una neurosis generalizada, eh?) me causa cierta sensación de alegría repentina y protección. El clima cálido siempre lo he relacionado con las tardes que pasaba en la casa de mi abuela materna, recostada en mi hamaca, con un pie en la pared para mecerme y otro dentro, cubierto por una mantita tan delgada que podías ver a través de ella.
No sé, siempre he relacionado al clima cálido con los más entrañables recuerdos de mi infancia donde todo era certeza y seguridad y donde aún creía en esas enseñanzas miopes de la escuela.
¿Existe algún botón que haga retroceder el tiempo?

sábado, octubre 20, 2007

Lluvia de ideas

María se moja bajo la lluvia. Gotas de agua fría caen en su cabello y se escurren por sus ojos. Los charcos son difíciles de esquivar, en ocasiones los pisa y ello hace que su ropa y calzado queden mojados, sobre todo cuando un alma caritativa considera que no es suficiente el agua que ha caído sobre ella y con las llantas de su coche crea una ola que es suficiente para dejarla sin un resquicio seco.
María llega a su casa. Se despoja de su vestimenta completamente mojada. Observa la ventana; la selva de asfalto recibe su dosis de vida. María se sienta en un sillón, cierra los ojos y escucha el golpeteo del agua en el techo. Recuerda cómo eran las tardes de su niñez cuando llovía y se imaginaba cientos de historias fantásticas sobre el origen de la lluvia. Una leve brisa acaricia su cara, ella respira profundo y olvida sus penas.
Por un momento, en la habitación sólo se encuentran ella y sus recuerdos, su respiración es quien decide el compaz de las historias.
María duerme plácidamente.

¿Me ayudas?

Quienes me conocen, saben que dentro de mi "top cinco de cosas más odiadas en la vida" está el pedir favores. Esa situación en la que uno se ve metido en ocasiones que implica acercarse a alguien de más o menos cierta confianza, mirarlo a los ojos, cambiar un poco el tono de voz y emitir palabras que lleven implícitas un "por favor, lo necesito, ¿me ayudas?" me causa serias náuseas y, en ocasiones, vómitos.
"Ay Nancy, qué exagerada; ay Nancy, pero cómo, si sabes que para eso estamos..." sí, sí, ya sé, ese es el speech que suelo escuchar cuando digo esto, pero es que en realidad no es el que me hagan el favor lo que me causa conflicto sino el "postfavor". Y es que no es difícil de explicar, pedir un favor es poner en juego la generosidad de las personas, es probar su "buen corazón" que de tan "bueno" pide el obligado intercambio futuro, que implica hacer un favor tres veces mayor al solicitado previamente. Es una ley natural. El simple hecho de escuchar "claro, pero recuerda que yo te ayude en tal ocasión" o "mmm... no tengo tiempo; me va a costar mucho dinero; ¡tengo tantas cosas que hacer!" hacen que haga de esta ley un imperativo en mi vida.
Ojo, no es que no me guste hacer favores, me enferma pedirlos.

jueves, septiembre 20, 2007

Tres, tres, tres

Sí, después de tres meses exactos me decido a escribir un poco, retomar y ahondar en mis reflexiones callejeras, "colectiveras", caseras y todo lo que termine en era (excepto el grupo musical, jaja).
Tres meses y tres casas. Una muy querida amiga me dijo "¡me encanta tu vida, es muy cambiante!", cambiante puede tener matices de inestable o de novedosa, dependiendo el punto de vista del que se vea. Yo prefiero el de novedosa, el de inestable me hace pensar que he tomado decisiones erróneas y que quiero volver a empezar, pero a estas alturas lo único que quiero es continuar y no mirar hacia atrás donde la realidad era el principal motivo de huida.
Extraño esa vida lineal, las miradas de complicidad ante evidencias, la "absoluta felicidad". Ahora sólo observo ojos que no proyectan realidades, pero que revelan nuevas líneas que hasta dan ganas de conocer, pero que no quiero comprender y menos asumir como mías.
Sólo quiero abstraerme, seguir viviendo, conociendo un mundo desconocido y no despertar una chispa que probablemente no cause ni una pequeña luz.

lunes, junio 18, 2007

Gran oferta

Compro popotes para aspirar ideas.
Compro lámparas para iluminar mis miedos.
Compro aire para respirar cuando no estás.
Compro libros para viajar gratis.
Compro sonrisas que borran dolores.
Compro sinceridad para caminar segura.
Compro pláticas que no terminan.
Compro besos que hacen volar.
Compro caminatas que terminan en lugares desconocidos.
Compro risas que aseguran complicidad.
Compro miradas que descubren el alma.
Compro dolor para pisar el suelo.
Compro soledad para recordar quién soy.
Compro enojos para comprender mi entorno.

viernes, junio 15, 2007

Prefiero soñar

Me dueles. A la distancia tu aliento se convierte en azufre y tu voz en quejidos. Centelleas, pero el profundo túnel en el que te ves inmerso sólo ocasiona dispersión y desesperanza.
Soñar es vida, pero al despertar me hundo en un mortífero letargo que me recuerda tu lejanía, tu respirar y tu brazo bajo la almohada.
Morfeo me lleva hacia la puerta y me muestra un sobre. Mi sentencia es despertar y respirar el azufre que hay en el ambiente durante... tú sabes cuánto.
No hay brasas, ni trinchetes, sólo lejanía y olvido. Prefiero soñar.

Lari la

Determinado tipo de música ayuda a que el ritmo del corazón se vuelva acompasado, la sutil seducción que ejerce hace que el motor del cuerpo humano se rinda ante sus encantos. En ella se fusionan mente, cuerpo y espíritu. La historia no tiene música, pues si la tuviera superaría el ritmo cardíaco.

viernes, mayo 25, 2007

Mala, mala, mala

Una de mis mayores manías es observar los frenos que uno se pone en la vida. El principal creo que es el miedo, pues sus efectos paralizan tanto física como mentalmente. Invade el cuerpo, lo hace transpirar, nubla la mente y reduce a la persona a un ente sin voluntad sometido a los mandatos de los prejuicios y suposiciones.

De niña, mi mamá me decía que al miedo se le enfrenta, que era bueno tenerlo para darse cuenta de lo que uno verdaderamente desea. Yo decía que si tenía miedo era porque había situación incierta que suponía algún peligro, pero en realidad, la mayoría de las veces se relaciona con el fracaso. Caer es una consecuencia natural al responder de manera errónea ante una etapa o situación nueva en la vida, "de las caídas uno aprende", cifra el dicho popular, pero ¿cuán relacionadas están con la crueldad humana?

¿Seres que se conciben superiores hacen caer a las personas?


lunes, mayo 21, 2007

Vacío

Me he hecho amiga de tu ausencia. Vive conmigo, va conmigo a todos lados, siento su respiración y me cuenta sus aventuras. Es un tanto testaruda, a veces estalla en desesperación porque no te ve y sabe que no te puede alcanzar. Es curioso, vive enamorada de ti, pero nunca te lo ha dicho. Pobre, la compadezco en silencio, porque no sabe lo que es tenerte en sus brazos y oler un amanecer contigo.
Quisiera ser su enemiga, pues me contagia de sentimientos de angustia y a veces corren sus lágrimas por mi rostro. Las enjuga con tus recuerdos, pero son muy inquietos y por más que les insista en que se queden un poco más, quieren ir contigo para compartir más momentos bajo tu sombra. Qué malagradecidos son, yo los alimenté durante algún tiempo y me responden así.
Tu ausencia también crece con el tiempo, ya cambió de físico, si la vieras te sorprenderías. Me ha contado que me buscas y que la quieres lejos de mí. No te preocupes, no me acostumbro a ella, creo que no somos compatibles. Desearía que tu ausencia se convirtiera en tu presencia, que abandonara su rutina conmigo, que me asegurara que regresas a mí.
Vamos, ¿es tan difícil pedirle que se vaya? Aleja sus manos, que viven atadas a mí. Dame un momento de paz, quiero sentirte cerca.

sábado, mayo 19, 2007

Tiempos coartados

Puedo poseer, pero la carencia sigue presente. Es tan efímero el sentimiento y a la vez tan intenso, que perdura, que hace eco. Lo trato de retener, de que se impregne, lo restriego para que al menos una minúscula partícula, si es que tiene algo físico, se quede en mí.
Sólo quiero que se quede, que llene poco a poco cada parte de mí, que no me olvide, pues la memoria hace malas jugadas que convierten los veranos en inviernos.
La permanencia lo hace existente, perdurable. ¿Me recordará?

jueves, mayo 10, 2007

Unos cuantos piquetitos

La soledad es como caminar sobre el filo de un cuchillo, uno se puede cortar si se recarga mucho por error o intencionalmente, pero si se utiliza con cuidado puede servir para muchas cosas.
Existe una gran diferencia entre compartir soledades y la fusión de existencias. El primero responde a la evasión de un miedo natural del ser humano: el no pertenecer a una sociedad, bla bla, el segundo, a una compenetración de emociones, gustos e ideas. Ésta es un poco más difícil de lograr, pues requiere de todo un método que excluye las pláticas sobre el clima y las faroleadas sobre política, religión y fútbol.
La camaradería nace cuando la otra persona encuentra en su compañero actitudes o acciones que están codificadas para poder entablar una conversación amena, ayudarlo en problemas o simplemente acumular experiencias. La confianza ya es otro tema, pues puede dañarse con el menor resquicio de duda o mentira.
En una situación de desconocimiento total, lo que queda es crear empatía y buscar fusionarse en el otro. La duda no tiene lugar.
Quizá suene un poco arriesgado, pero ¿qué más? si vivir significa compartir soledades, uno puede terminar ensangrentado.

Big Bang

Aceptación es lo que falta cuando la experiencia es pobre.
El frío congela los ríos, y el agua no llega a su cauce final.
¿Qué hace falta para comprender que la verdad no tiene tintes ni espacios?

martes, abril 17, 2007

Días de lluvia y caos

Realmente odio la lluvia. Sí, creo que pertenezco al minúsculo sector sobre la tierra al que los días lluviosos le parecen algo totalmente depresivos y más cuando uno se encuentra bajo una tromba que aunque dure poco tiempo, lo deja a uno sin un resquicio seco.
Sin embargo, los días lluviosos favorecen los pensamientos introspectivos y el análisis de la rutina diaria.
Breve paréntesis: en verdad en Argentina la gente es amable, durante la tormenta hubo personas que compartieron conmigo su paraguas para caminar o me dieron la mano para cruzar en medio de un río urbano...
Regresando al tema, durante mi rato de ocio, mientras esperaba que la lluvia se calmara un poco, pensé en que durante situaciones de riesgo se conoce verdaderamente a las personas. Es decir, cuando se encuentran despojados de su zona de comfort y de toda apariencia que les crea una coraza contra ataques, la gente se revela tal cual es. Los hay oportunistas, nobles, cooperativos, despistados. ¿Serían diferentes las relaciones interpersonales si al iniciar una relación de amistad, pareja, lo que sea, todos vivieramos situaciones de riesgo?
Creo que sería un caos, pero con muy buenas consecuencias.
P.D. terminar contigo me oprime el alma

domingo, abril 15, 2007

Precaución: peligro de intoxicación

Respiro un aire combinado con cientos de gases tóxicos que emiten los coches y los "colectivos" como aquí le llaman, trato de evitarlo con la típica seña de cubrirme la nariz, pero parece como si tratara de escapar de una realidad en la que estoy envuelta.
Apenas llevo dos semanas en Buenos Aires y mi vida aquí ha sido todo menos pasiva, contrario a lo que imaginaba y a la experiencia que tuve durante los primeros meses que viví en el sureste de México. El ritmo de vida de una de las ciudades más importantes de Latinoamérica es acelerado, quizá no al grado de una caótica ciudad de México, y un extranjero, incluso chilango, puede concluir que esta parte del mundo no escapa de la rutina de una capital.
Y haciendo honor al nombre de esta bitácora, me enfrento ante cientos de imágenes, algunas similares a mi lugar de origen, otras divergentes y muchas más nuevas. La organización social y política de este país tiene muchas peculiaridades, su conformación ha estado accidentada y se ha visto permeada por muchos movimientos de diferente índole, lo cual también causa que los integrantes tengan un aire muy particular.
La discriminación es un tema que me ha llamado la atención, muy especialmente. Según datos de la revista "Debate", el mapa de de acción de esta deplorable actividad ha ido en incremento en los últimos años, particularmente en contra de personas de otras poblaciones, credos y razas.
El reportaje aborda desde frases despectivas hasta hechos que han marcado el curso de esta forma de segregación y "limpieza social". Sin embargo, un dato que no aparece en las estadísticas, quizá por ser un aspecto común entre las grandes ciudades, es la discriminación hacia las personas mayores. En cada esquina he encontrado a ancianos pidiendo limosna. Y no, no están mal vestidos.
Personas que portan sus mejores prendas para pedirle al que se apiade, un poco de "misericordia". Transeúntes que responden con la típica señal de taparse la nariz para evitar respirar este aire.