martes, abril 17, 2007

Días de lluvia y caos

Realmente odio la lluvia. Sí, creo que pertenezco al minúsculo sector sobre la tierra al que los días lluviosos le parecen algo totalmente depresivos y más cuando uno se encuentra bajo una tromba que aunque dure poco tiempo, lo deja a uno sin un resquicio seco.
Sin embargo, los días lluviosos favorecen los pensamientos introspectivos y el análisis de la rutina diaria.
Breve paréntesis: en verdad en Argentina la gente es amable, durante la tormenta hubo personas que compartieron conmigo su paraguas para caminar o me dieron la mano para cruzar en medio de un río urbano...
Regresando al tema, durante mi rato de ocio, mientras esperaba que la lluvia se calmara un poco, pensé en que durante situaciones de riesgo se conoce verdaderamente a las personas. Es decir, cuando se encuentran despojados de su zona de comfort y de toda apariencia que les crea una coraza contra ataques, la gente se revela tal cual es. Los hay oportunistas, nobles, cooperativos, despistados. ¿Serían diferentes las relaciones interpersonales si al iniciar una relación de amistad, pareja, lo que sea, todos vivieramos situaciones de riesgo?
Creo que sería un caos, pero con muy buenas consecuencias.
P.D. terminar contigo me oprime el alma

domingo, abril 15, 2007

Precaución: peligro de intoxicación

Respiro un aire combinado con cientos de gases tóxicos que emiten los coches y los "colectivos" como aquí le llaman, trato de evitarlo con la típica seña de cubrirme la nariz, pero parece como si tratara de escapar de una realidad en la que estoy envuelta.
Apenas llevo dos semanas en Buenos Aires y mi vida aquí ha sido todo menos pasiva, contrario a lo que imaginaba y a la experiencia que tuve durante los primeros meses que viví en el sureste de México. El ritmo de vida de una de las ciudades más importantes de Latinoamérica es acelerado, quizá no al grado de una caótica ciudad de México, y un extranjero, incluso chilango, puede concluir que esta parte del mundo no escapa de la rutina de una capital.
Y haciendo honor al nombre de esta bitácora, me enfrento ante cientos de imágenes, algunas similares a mi lugar de origen, otras divergentes y muchas más nuevas. La organización social y política de este país tiene muchas peculiaridades, su conformación ha estado accidentada y se ha visto permeada por muchos movimientos de diferente índole, lo cual también causa que los integrantes tengan un aire muy particular.
La discriminación es un tema que me ha llamado la atención, muy especialmente. Según datos de la revista "Debate", el mapa de de acción de esta deplorable actividad ha ido en incremento en los últimos años, particularmente en contra de personas de otras poblaciones, credos y razas.
El reportaje aborda desde frases despectivas hasta hechos que han marcado el curso de esta forma de segregación y "limpieza social". Sin embargo, un dato que no aparece en las estadísticas, quizá por ser un aspecto común entre las grandes ciudades, es la discriminación hacia las personas mayores. En cada esquina he encontrado a ancianos pidiendo limosna. Y no, no están mal vestidos.
Personas que portan sus mejores prendas para pedirle al que se apiade, un poco de "misericordia". Transeúntes que responden con la típica señal de taparse la nariz para evitar respirar este aire.