El futuro del pasado

Las reflexiones sobre el tiempo pasado son realmente fascinantes. "Todo tiempo pasado es mejor", dice Ernesto Sábato en su libro "El Túnel", "quien no estudia el pasado está condenado a repetir los mismos errores".

Y es que a pesar de esto resulta increíble cómo las personas olvidan su pasado. Incluso, el cuerpo humano está "configurado" para no recordar lo que ha vivido, ya que está comprobado científicamente que el cerebro no registra el dolor, es decir, nadie puede revivir un dolor de cabeza o de estómago, lo cual se convierte en una ventaja pues imaginar un mundo repleto no sólo de hipocondriacos mentales sino físicos me da un poco de náuseas.

Vivimos sujetos al efímero presente, que se convierte en pasado tan sólo al leer la siguiente palabra y a veces hacemos de nuestro presente un constante propósito que finalmente se convierte en frustración.

Hace poco leía un texto sobre la renuencia al cambio, a aceptar una realidad diferente a la que uno siempre había estado acostumbrado. El pasado es lo que construye nuestro vago presente por lo que la idea de vivir el momento al máximo se transforma en un imperativo para estar repletos de experiencias poco usuales que enriquezcan el alma.

Y aunque se oiga muy cantinflesco, en verdad creo que el futuro del pasado está en el presente.